El valor del cuerpo femenino
- Revista Politique
- 19 sept 2020
- 3 Min. de lectura

Escritora politique: Micaela Gresky
Correctora de texto: Andrea Anael Rosales Alcántar
Sección: Sin Definición
Los cuerpos han sido utilizados a través del tiempo como vanguardia en el arte; desnudos, miembros viriles, senos perfectos, uniones simbólicas entre ángeles, demonios y humanos, escenas sexuales diseminadas en: lienzos, grabados, estatuas, fotografías, películas, marketing, redes sociales, vídeos musicales, cualquier plataforma de internet… Cuerpos por doquier; perfectos. El problema es que, el cuerpo femenino pierde significado y valor en la vida real. Nuestro cuerpo cosificado, escarchado para placer masculino, solo ha sido deseado de esa forma, en cualquier formato. Lo que anhelan en nosotras lo muestran en cualquier sitio; la perfección es el sentido que le han dado al cuerpo femenino,el único valor para esta sociedad patriarcal. Cuerpo sumiso bajo la supervisión y constante aprobación masculina.
El sistema continuamente decide sobre nosotras; la maternidad, siempre obligada y colocada como el único fin de éste; decide sobre la menstruación, siempre tabú; decide la lactancia, nuestros senos lactantes no son aceptables ni deseables; deciden nuestro talle y moda, nunca pensada para cuerpos reales, obligando a ajustarnos en talles que no representan a la mayoría; deciden sobre el paso del tiempo que daña nuestra piel y tinte de cabello; deciden nuestros gustos, colores, nuestra femineidad. Deciden sobre nuestro cuerpo hegemónico patriarcal, sumiso y pulcro, sobre todo depilado, sin cicatrices ni marcas de la edad.
Si optamos por nuestras propias decisiones, gustos y elecciones en cada situación de nuestra vida, molesta. ¡Y cuánto! Si nuestra teta da de mamar en un espacio público, si el cabello lo tenemos corto y de colores, si usamos la ropa que no es nuestra talla o la que nos da comodidad, si decidimos no ser madres, si optamos por no depilar el cuerpo ni rostro, si decidimos con libertad los cuerpos que deseamos para nuestro propio placer, si hablamos de placer femenino… En fin, todo lo que sea elegido por nosotras fuera del sistema que tanto nos oprime, fuera de todo estereotipo, molesta. ¿Será que les asusta la libertad de nuestras cuerpas?
Estos cuerpos que rompen con la cruel hegemonía patriarcal y opta por lo diferente, nos pertenecen. Es ese mismo cuerpo que sale a la calle a luchar y trabajar, el mismo que, agotado sale a pedir justicia por la vida destruida de una hermana, porque si nuestro cuerpo no les sirve o se rehúsa a ellos, es desechado como basura. El mismo cuerpo que hieren de todas las formas y maneras posibles para que encaje en su estereotipo válido, que decide no mostrarse en público o el que selecciona las mejores selfies para nuestra red social, el mismo cuerpo dueño de dar el consentimiento al momento del sexo, el que indaga voluntariamente hasta dónde es capaz de llegar.
Los límites, los contornos, los colores, las elecciones son nuestras, aunque moleste, nuestra libertad de elegir lo que nos hace sentir bien debe romper con todo canon de belleza estereotipado y todo lo preestablecido. Rompamos de una vez por toda esta hegemonía patriarcal que se nos arraiga en cada rincón y que sólo nos pertenece a nosotras, vayamos más allá de todo. Decidamos sobre nuestros cuerpos, por más pequeño o gigante que sea esa misma decisión, es nuestra y es totalmente válida. Somos las únicas que sabemos y conocemos qué es lo que nuestra cuerpa necesita y desea.
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